martes, 20 de enero de 2009

Mujeres de carne y hueso.

La sociedad en la que vivimos nos ha hecho ver como obligación el ser perfectas en todo sentido, el buscar desesperadamente al príncipe azul que nos rescate de toda situación de riesgo, el ser bellas como muñeca de aparador o mujer de anuncio espectacular, el tener carácter amable y dócil aún sin importar que en el inter nuestra dignidad se vea aplastada, pisoteada y a veces extraviada permanentemente.

Estamos mal acostumbradas a priorizar el bienestar de todos antes que el propio...sin embargo, alguna vez haz considerado que si no estás bien contigo misma y satisfecha con lo que haz logrado no podrás compartir con los demás, ni alcanzar metas en común. 

Por qué limitarnos a ese canon de perfección atribuido a través del tiempo que, más que hacernos mejores como personas nos asfixia.

Mejor busquemos el estar sanos por dentro y por fuera, no por los demás sino por nosotras mismas porque de esta manera seremos más felices

No se puede dar lo que no se tiene, no se puede transmitir un mensaje que no entiendes, es como querer dar una conferencia en un idioma en el que no sabes ni siquiera decir buenos días. 

Así que aprendamos a vivir, a saber que no somos muñecas de plástico, sino que somos mujeres de carne y hueso con defectos y millones de virtudes que tenemos mucho que dar pero que sólo conseguiremos nuestras metas y objetivos si empezamos por hacer un cambio desde dentro apartir de lo que esta en nuestra mano el modificar.

¡Dejemos de esperar que los demás cambien!